Jeff Bezos ha anunciado que deja de ser el CEO de Amazon

Jeff Bezos ha anunciado que deja de ser el CEO de Amazon 27 años después de fundar la compañía y transformarla en la líder indiscutible del comercio electrónico a costa de arruinar a pequeñas y medianas empresas a nivel mundial. El empresario de Nuevo México dejará su puesto de consejero delegado de la corporación y será sustituido por Andy Jassy, el hombre al frente de su unidad de servicios en la nube, Amazon Web Services (AWS).

¿Por qué Jeff Bezos abandona justo cuando se encuentra en la cumbre del éxito? ¿Está cansado? ¿Quiere dedicarse a otras cosas, cuando todavía tiene vigor, a sus 57 años? ¿Siente que ha derrotado a su máximo enemigo, Donald Trump? Seguramente su decisión se deba un poco a todas estas circunstancias. Pero también hay un aspecto que los analistas no están teniendo en cuenta. Su decisión también puede ser una cortina de humo, un cambio de paradigma en Amazon que es necesario para que la compañía siga siendo líder en Internet.

Amazon tiene un enorme problema laboral y de imagen en todo el mundo. Sus empleados en los almacenes se quejan de condiciones de trabajo pésimas, cercanas a la explotación. Amazon ha maniobrado con todas sus fuerzas para evitar los sindicatos en sus plantillas, cosa que en España no ha podido hacer porque hay leyes que exigen que haya un sindicato. Otra cuestión es quien lo dirija, personal de confianza nombrado a dedo por el propio Jeff Bezos, no sería la primera vez que ocurre algo así.

La guinda de este indigesto pastel se produjo el mismo día que Bezos anunció que se iba. El martes 2 de Febrero de 2021 se supo que Amazon se quedó con 61,7 millones de dólares (51,3 millones de euros) en propinas que sus clientes habían decidido dar a los repartidores de la empresa, según una investigación de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC, por sus siglas en inglés), la autoridad reguladora del país en materia de competencia y derechos de los consumidores.

Para zanjar el caso, Amazon ha llegado a un acuerdo con la FTC para pagar una multa por esa misma cantidad, que el regulador utilizará para abonar a los repartidores las propinas que tuvieron que haber recibido, según ha informado este martes en un comunicado.

El caso se dio en el programa Flex de Amazon, en el que los repartidores trabajan en régimen de contratista (similar al autónomo de España) utilizando sus vehículos privados. El salario por hora variaba entre los 18 y los 25 dólares y Amazon aseguró tanto a los repartidores como a sus clientes que los primeros recibirían el 100% de las propinas que recibieran de los segundos.

«En lugar de transferir el 100% de las propinas de los clientes a los repartidores, como había prometido hacer, Amazon usó el dinero por su cuenta. Nuestra acción de hoy devuelve a los repartidores decenas de millones de dólares en propinas de las que Amazon se apropió indebidamente», ha subrayado el director de la Oficina de Protección del Consumidor de la FTC, Daniel Kaufman.

El escándalo debía haber sido monumental. Los titulares ese día debían haber sido “El segundo hombre más rico del mundo roba la propina de miles de sus trabajadores que están al borde de la pobreza”. Sin embargo, Bezos anunció su retirada y la noticia ha pasado inadvertida.

61 millones de dólares para una empresa que solo en el último trimestre de 2020 ha ingresado 125.000 millones de dólares es poco. Sin embargo, la forma en la que ha conseguido ese dinero deja muy a las claras cuál es la filosofía de esta compañía: exprimir hasta el límite a sus trabajadores, y si hace falta, robarles. Todo antes que reconocerles sus derechos. Eso es lo que ha hecho Amazon bajo el mandato de Bezos, y aún así hay quien lo defiende.

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